07 noviembre 2010

La generación Toy Story

Cuento con veintitrés años. Durante todo ese tiempo, he podido ver hitos importantes en el cine, como la nueva trilogía de Star Wars, los primeros Oscars a cineastas españoles, o la fiebre de los videojuegos en Hollywood. Pero hay un hito del que estoy especialmente orgulloso de haber vivido. Los de mi edad, años arriba y años abajo, hemos podido presenciar como nadie la evolución del cine de animación desde que en 1995, esa empresa que le dio por darle vida a un pequeño flexo en el año 86, se aventurara a sacar al mercado una película hecha totalmente por ordenador: Toy Story.

Con ocho años, en la sala del desaparecido multicines América, no podía ni imaginar lo que aquella película iba a traer consigo. Tanto niños como adultos salieron encantados de ver las aventuras de Woody y Buzz Lightyear. Muy pronto, esa película se convertiría en un clásico.


Y se ganó ese título con todo merecimiento. Toy Story fue la primera de una larga lista de películas que se apuntaron a la animación y que desde mi generación, hemos visto mejorar y adaptarse a los tiempos que corrían. Hemos visto como de Toy Story se pasó a Bichos, Antz, Shrek, Ice Age, Madagascar, Cars, Buscando a Nemo, La novia cadáver y un largo etcétera.

Toy Story 2 llegó relativamente pronto, en 1999, con 12 años de un servidor. Esa edad es complicada, ya que dejas los dibujos animados a un lado, pero... era Toy Story, así que tenías que ir a verla. Y aunque pareciera mentira, era mejor que la primera. Pixar se superaba, captaba nuevo público en los más pequeños que no habían disfrutado de la primera parte, y a los que disfrutaron en 1995 les hizo creer que la animación no era sólo para los más pequeños.


Por todo esto, no es de extrañar que hace unos meses, cuando con 23 años ya, los de mi generación se lanzaran al cine a ver Toy Story 3. Y una vez más, Pixar se superó. Toy Story 3 es una obra maestra. Cuando se podía dudar de la calidad de la cinta, ya que las terceras partes nunca suelen ser buenas, esta película es un cúmulo de emociones. Creo que no puede haber persona de mi edad (o similar) que no se emocionara con dos partes del final: la incineradora y la marcha de Andy. Es imposible que nadie se quedara impasible al ver a todos esos muñecos, que son compañeros tuyos desde que eras pequeño, acercarse al final de un ciclo. Porque sí, Toy Story se acabó. Puede que haya algún corto que otro, pero Toy Story se acabó.

Con este fin de ciclo, la animación pone un punto y aparte. Quizás sea el primer punto y aparte de su corta historia, pero el cerrar el ciclo Toy Story merece un momento de reflexión y ver lo que se ha conseguido desde 1995, cuando empezó todo, hasta ahora. La animación evoluciona, y a partir de hoy, lo hará de otra forma. Lo hará sin Woody, sin Buzz Lightyear y sin Andy.

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