Soy una persona que tiene 24 años y
que empieza a vislumbrar los 25 allí en el horizonte. Con esto
quiero decir que no hace tanto tiempo que dejé de ser un
adolescente, siete u ocho años más o menos. Como adolescente, todos
hemos tenido nuestros actos de los que nos sentimos avergonzados. En
mi caso era ver series como Al salir de clase,
donde los adultos se disfrazaban de jovencitos y contaban sus
vivencias en un instituto en el que pasaba de todo. Bueno, pues esta
serie es lo primero que se me pasó por la cabeza al ver la ópera
prima de Eduardo Chapero-Jackson: Verbo.
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El
director madrileño venía respaldado por su trilogía de cortos, A
contraluz. En sus trabajos,
dejaba una estampa muy personal, con historias muy oscuras y muy
psicológicas, acompañado siempre de unas actuaciones a la altura.
Él fue uno de los descubridores de Macarena Gómez a nivel nacional,
y ahora pretende hacer lo mismo con Alba García. La diferencia es la
buena acogida que tuvo el corto con Macarena a la que ha tenido
Verbo.
La película cuanta
con un handicap enorme: su público objetivo. Entre el público
adolescente su calado puede ser bastante amplio, ya que cuenta con
los mensajes que a esa edad se buscan. Cuenta con su ración de
rebeldía, de incomprensión, de conflicto con los padres, de
problemas en clase... de todo un poco para que los quinceañeros se
sientan identificados. Y si eso no funciona, se guardan un doble as
en la manga.
Para los que
seguían sin caer en los encantos de esta película, ahí entra
Miguel Ángel Silvestre junto a Victor Clavijo, Macarena Gómez y
Verónica Echegui. Si estas caras no fueran suficientes, imaginadlas
soltando rimas cual Dj Kun en sus tiempos mozos. Con todo esto, ¿qué
adolescente no saldría encantado de la película?
¿Hola? ¡La gente aún no se ha ido de la sala! |
Parece
que estoy poniendo la película por las nubes, ¿verdad? Pues no. No
puedo llegar a entender que con el potencial que tiene
Chapero-Jackson, pueda llegar a hacer esto. No hay que
malinterpretar, ya que viendo la película reconoces la marca del
director... pero está adulterada. Más bien está rebajada.
Normalmente, una película del madrileño es como tomarte un trago de
vozka, y Verbo es como
tomarte un Malibú con piña.
La cinta no deja de
ser una revisión bastante libre de Don Quijote, donde la
protagonista esta vez es Dulcinea que busca a su caballero. El
planteamiento podría estar bien, pero al ser tan extremadamente
quinceañero, hace que quede muy limitado. La impronta de
Chapero-Jackson se intuye más que se ve, y quizás para su primer
largometraje, se ha quedado algo encasillado en algo que no es para
nada su estilo de cine.
No es su estilo en
referencia al cine fácil adolescente. Ese Chapero-Jackson que juega
con el comportamiento humano se puede ver en la película, pero no es
el mismo tipo de juego que utilizó por ejemplo en Contracuerpo donde Macarena Gómez se metió dentro de un maniquí. Aquí se busca
entrar en lo más oscuro de un quinceañero, en su búsqueda de una
identidad propia y en lo inexplicable que parecen las acciones de los
adultos, todo esto con la ayuda de un submundo que le ayudará la
protagonista a vivir, ya que está a punto de suicidarse.
Como hubiera mejorado esto si en ese momento sacaran los tazos y se pusieran a jugar... |
Eso sí, Alba
García, la apuesta de futuro del director, está muy bien.
Absolutamente todo el peso de la película recae sobre ella y cumple
las expectativas. Queda la duda de si habrá hecho el papel de su
vida o es una firme candidata a estrella nacional. Verbo (el nombre
la protagonista liberada, no el nombre de la película) recuerda
mucho a la Juani, con la diferencia de que Bigas Luna proyecto a su
protagonista a un público más 'choni' y Chapero-Jackson hacia uno
más hiphopero y emo.
LO MEJOR: La
potencionalidad. Sabemos que en el director hay mucho futuro, aunque
no haya empezado con buen pie, y Alba García también tiene una
senda que parece que le lleva al éxito. Esperemos que los dos
caminos no se pierdan.
LO PEOR: Ese
“momento hip-hop” en una especie de montaña rusa donde los
protagonistas se circulan gracias a una especie de patines futuristas.
En ese momento es cuando uno se plantea salir de la sala de cine.
NOTA: IMDB: 5.
Filmaffinity: 4,7. PyP: 4. Me da mucha pena suspender una película
de Chapero-Jackson, pero no me queda otra. Una estética muy bonita,
como era de esperar de él, pero no convence. Quizás si tuviera diez años menos saldría del cine alucinando con lo que he visto... pero
así no.
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